Bluto

Foto: https://www.pinterest.com

Quizá haya gente que no lo sepa, pero Chicago ha sido desde hace ya muchas décadas una de las mayores cunas de grandes cómicos del mundo gracias especialmente al The Second City Theater, situado en el Old Town y que fue la primera empresa teatral de comedia de improvisación que hubo en la ciudad chicagüense. Programas como el histórico Saturday Night Live (y todos los programas que le han imitado, es decir, prácticamente el 99.9% de los programas cómicos de cualquier televisión en cualquier lugar del mundo) surgieron siguiendo los pasos del The Second City Theater y la nómina de alumnos de la citada escuela de improvisación chicagüense que consiguieron hacerse un nombre en la industria del espectáculo es inabarcable: entre otros muchos, Alan Alda, Alan Arkin, Dan Aykroyd, Jim Belushi, John Candy, Steve Carell, Stephen Colbert, Tina Fey, Eugene Levy, Mike Myers, Amy Poehler, Harold Ramis, Joan Rivers, Martin Short, Jason Sudeikis o Nia Vardalos.

En el párrafo anterior he citado muchos nombres, pero he omitido dos de ellos a propósito porque se da la casualidad (si es que las casualidades existen) de que son dos de mis cómicos favoritos desde siempre y que además comparten una serie de características comunes que les unen definitivamente a este blog y a mi experiencia actual: por un lado, ambos estudiaron en The Second City Theater; por otro lado, ambos nacieron en Chicago o alrededores. Evanston, el primer suburbio junto al lago Michigan que nos encontramos al norte de la ciudad chicagüense, es el hogar de la Northwestern University, pero también el sitio de nacimiento/crecimiento de los actores John Cusack, Joan Cusack, Charlton Heston, Seth Meyers o Jeremy Piven, del cantante Eddie Vedder o de los deportistas Elmer Bennett y Erik Spoelstra, por ejemplo; pero sobre todo es la ciudad en la que vino al mundo (en Wilmette, un poco más al norte, creció) el grandérrimo Bill Murray, ídolo de idolos. Por su parte, un poco más al sur, en el West Side de Chicago, en pleno Humboldt Park, vino al mundo otro ídolo de ídolos, el grandérrimo y añorado John Belushi, la mitad de los Blues Brothers y también la voz, la cara y el cuerpo del mítico John 'Bluto' Blutarsky de 'National Lampoon's Animal House'. Casi nada.

Cuando se escribe sobre Murray y Belushi "el cielo es el límite", que decían en 'Beautiful Girls', pero que yo les adore rendidamente no creo que sea motivo suficiente para relacionarlos con las barbacoas estadounidenses, que es el tema del que quiero hablar hoy. O, pensándolo detenidamente, sí. Porque no se me ocurre nadie mejor para hablar de comida que ellos dos. Y tengo pruebas. Por un lado, por todos es sabido la afición de Bill Murray a robar patatas fritas a desconocidos en los restaurantes (en serio, Bill, te adoro) y yo no puedo prometer que no vaya a robar las patatas fritas de alguien en alguna barbacoa americana. Por otro lado, con permiso de Ramón Barea, nadie ha comido mejor en la pantalla que John Belushi. Si alguno de vosotros no está de acuerdo, que pinche en este enlace. O, si lo prefiere, en este enlace. Yo, por mi parte, os voy a contar mis primeras experiencias con las barbacoas estadounidenses en una ciudad en la que desde el sábado por la mañana y hasta el domingo por la noche huele a barbacoa por todas partes estés en el lugar que sea:

- En algún sitio entre Ukrainian Village y Wicker Park (muy cerca del barrio en el que creció Belushi), un domingo por la tarde, se produjo nuestra primera barbacoa estadounidense y la verdad es que fue genial. Nuestra amiga María nos llevó a Wonder Woman y a mí a la casa que comparte su novio Kyle con su amigo Chris. Siguiendo con las casualidades (si es que existen), ambos son cómicos, como Murray y Belushi, y pasamos con ellos una tarde genial, con buena comida, bebida, conversaciones y risas, que me hizo recordar a las barbacoas que hacen mis padres en mi pueblo (carne y verduras) y que me sirvió para comprobar de primera mano una verdad irrefutable de Chicago: cuando estás en un apartamento y no en una casa con patio, las barbacoas (todo el mundo tiene una barbacoa en su casa o apartamento, por supuesto) se hacen en los alleys, las escaleras de emergencia, aunque todos los alleys de Chicago sean de madera (que todos los alleys sean de madera es una de las cosas que más me gusta de Chicago, junto con el metro) y la madera sea un material altamente inflamable. Aunque, si he de ser sincero, creo que esa pregunta únicamente rondó mi cabeza y la de Wonder Woman porque aquí todo el mundo es experto en hacer barbacoas y no creo que nadie se preocupe por si el alley puede quemarse mientras se hace una barbacoa o no.    

- Nuestra segunda experiencia no fue en una barbacoa en sí, sino en una especie de brunch multitudinario (para más de cincuenta personas). Invitaron a Wonder Woman y ella, evidentemente, decidió autoinvitarme también a mí. Una vez superada la vergüenza inicial (no conocía a nadie) fue la sorpresa la que se hizo presente continuamente en mi cara. Primero, al descubrir que nos dirigíamos a la zona residencial más cara de Illinois. Segundo, cuando llegamos y vi una casa más grande que la de la serie de 'El Príncipe de Bel Air' que incluía un bosque en mitad del patio y un baño (de los muchos que había) más amplío que todo nuestro apartamento. Tercero, cuando una persona idéntica al Tío Phil nos recibió uno a uno en la puerta y nos saludó como bienvenida a su casa. Cuarto, cuando descubrí que en esa fiesta había comida para alimentarme a lo largo de todo un año (viendo la cantidad de táperes que se llevaron algunos de los invitados supongo que muchos de ellos se están todavía alimentando con esa comida y que lo seguirán haciendo cuando llegue el frío invierno) y que habían contratado además a un carrito de helados por si acaso nos quedábamos con hambre. Así que hice lo que todo el mundo en mi lugar hubiera hecho: sentarme en un rincón sin molestar mucho, abrir poco la boca para hablar salvo para dar las gracias y comer de todo un poco para que los anfitriones me vuelvan a invitar (o Wonder Woman a autoinvitarme) en la próxima comilona que hagan. Por supuesto.  

Y eso es todo por ahora porque, por suerte para los estadounidenses, nadie me ha invitado todavía a una 'toga party'.


PS: "Nothing is over until we decide it is! Was it over when the Germans bombed Pearl Harbor? Hell no!". Lecciones de historia con Bluto.

Comentarios