Marty

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Ya es invierno, todo está cubierto de nieve y "nada cambia en Knights Ridge, salvo las estaciones". Supongo que este momento tenía que llegar a este espacio inevitablemente porque no ha habido en la historia de la humanidad ningún adolescente que fuera más viejo que yo en su adolescencia y no ha habido ninguna película que yo haya visto en más ocasiones en aquella lejana y ya casi olvidada época que 'Beautiful girls', esa obra maestra de la década de los noventa escrita por Scott Rosenberg y dirigida por Ted Demme, que en paz descanse. Vale que es una obra maestra para treintañeros con dudas vitales y que yo por aquel entonces tenía catorce años y vestía diariamente en chándal, pero seguro que todo en esta vida tiene una explicación, hasta mi anacronía congénita o mi forma de vestir.

Y, claro, también estaba Marty, la vecina de 13 años, interpretada por Natalie Portman, que enamoraba a Willie, el protagonista pianista de 29 años, interpretado por Timothy Hutton.

En realidad, si lo pienso detenidamente, la experiencia estadounidense que estamos viviendo Wonder Woman y yo tiene un poco de responsabilidad social, ya que, gracias a los conocimientos que he adquirido en primera persona sobre el comportamiento de la sociedad norteamericana, os voy a poder contar qué fue de la "old soul" Marty cuando apareció la palabra the end, la pantalla se fundió a negro y todos la perdimos de vista. Su vida, de forma resumida, que esto no es En busca del tiempo perdido, siguió así:

Tras finalizar sus estudios de middle school en 1997, Marty destacó en el high school por ser la primera voz del coro y la capitana del equipo de debate hasta ser elegida por sus compañeros como la reina del baile de promoción del año 2001. Con el curso acabado y después de un inolvidable verano de hogueras nocturnas en la playa, Marty, a sus 18 años, pidió su primer crédito bancario, se despidió de su familia en Massachusetts y se desplazó hasta Ann Arbor para iniciar en la Universidad de Michigan la carrera de Lengua y Literatura en Inglés. Fueron años que pasaron rápido entre los sábados cerveceros animando a los Wolverines en el Michigan Stadium, las tardes leyendo a John Steinbeck en la biblioteca y los dobles turnos de trabajo sirviendo Latte Macchiato en el Starbucks, así que, cuando se quiso dar cuenta, Marty ya estaba pidiendo un segundo crédito bancario y metiendo sus cajas de mudanza en el maletero de un Chevrolet Chevy (la compra de ese coche de segunda mano fue su tercer crédito bancario y unas vacaciones en París, el cuarto) camino de Durham (Carolina del Norte), donde cursó el máster de Estudios de la Mujer en la Universidad de Duke.

Con 24 años recién cumplidos, multitud de dudas sobre su futuro laboral y una gran capacidad para utilizar el pensamiento crítico, Marty llegó a Chicago y se instaló en una casa de más de cien años en Ukrainian Village, en un apartamento de una sola habitación que compartió con Suzy, una tímida guionista llegada desde Nampa (Idaho) para probar suerte en las obras de improvisación de The Second City. Después de una serie de trabajos más o menos estables (responsable de una lavandería, camarera, mascota de los Bears, probadora de nuevos sabores de helados en un centro comercial, paseadora de perros, decoradora de casas en Halloween), a Marty le cambió la vida en una clase de kickbox cardio en su gimnasio LA Fitness cuando conoció a Bailey, la productora de las noticias diarias de CBS 2 Chicago presentadas por Rob Johnson e Irika Sargent. Establecida como la simpática mujer del tiempo de la cadena, Marty se casó con su compañero Bobby, el redactor encargado de seguir las novedades de los Chicago Bulls, y aumentó su credit score pidiendo un quinto crédito bancario cuando el matrimonio decidió irse a vivir a una casa diseñada por Lloyd Wright en Oak Park con sus dos hijos, Donny y Steve.    

Actualmente, Marty tiene 35 años y todavía sigue pagando el primer crédito bancario que pidió con 18 años para irse a estudiar a la universidad. Con su sueldo actual, ella calcula que podrá pagarlo antes de que cumpla 62 años.

Y, por cierto, Marty nunca más ha vuelto a ver a Willie desde que él regresara a New York con Tracy tras la fiesta de antiguos alumnos del instituto. Pero no importa: siempre nos acordaremos del día en el que se conocieron. Porque "nada cambia en Knights Ridge, salvo las estaciones".


PS: "- So you're the little neighborhood Lolita. - So you're the alcoholic high school buddy shit for brains". Marty, nuestra única religión.

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